Tomar conciencia del sentido de la vida
Los medios de comunicación nos abruman con información sobre la crisis, pero en realidad toda esa información no nos dice nada. Sólo nos conmueve cuando nos afecta a nosotros mismos, cuando nos enteramos de que se ha acabado el dinero que teníamos en el banco, cuando nos amenazan con despedirnos, cuando me entero de que mi hijo tiene una enfermedad incurable. He conocido a personas a las que la noticia de una enfermedad incurable les cambió al instante. Tomaron conciencia de lo que es la vida y de lo que se trata.
Sólo en esos momentos nos damos cuenta de que la vida nos ha sido dada como un regalo que nos llega. No hemos hecho nada por ella y no tenemos derecho a ella. La paradoja es que, sin embargo, podemos decir SÍ o NO a esta vida con total libertad. A lo largo de nuestra vida, tenemos nuestra propia responsabilidad para rechazar o aceptar con gratitud la realidad de nuestra vida con todas sus consecuencias.
¿Por qué lo hacemos?
Nuestra grandeza consiste en la libertad de hacer algo grande de las oportunidades que nos ofrece la vida o volvernos adictos a los resultados momentáneos. Se trata de la conciencia como una percepción que va más allá del conocimiento y el análisis intelectual. Podemos degustar y saborear interiormente esta realidad de nuestras vidas, por así decirlo. Como experto en meteorología, puedo saberlo todo sobre el tiempo, pero es distinto cuando estoy disfrutando de la puesta de sol en la playa.
En una crisis, todas las certezas racionales conocidas se desvanecen. Se trata de un proceso de crecimiento que nos lleva a un nivel superior en el que las antiguas certezas ya no ofrecen un punto de apoyo. Esto nos provoca ansiedad. La toma de conciencia es necesaria como una profundización de la percepción desde el nivel del pensamiento hasta el nivel más profundo del ser de nuestra existencia. Es como poder inspeccionar desde la cima de la montaña los sinuosos caminos donde nos perdimos desde un nivel superior.
Este proceso de profundización espiritual puede surgir en una crisis, cuando se derrumban las certezas de nuestro trabajo y nuestra existencia. Pero también pueden surgir mediante la reflexión a través de la pregunta del porqué. Toyota se hace la pregunta "¿por qué hacemos esto?" cinco veces cuando se trata de un nuevo producto o de un problema importante. De este modo, llegan a un sentido más profundo del problema.
En su libro "¿Cuál es tu excusa?", Esther Jacobs relata esta experiencia. "Mientras miraba por la ventanilla del avión, pensé. Supongamos que por alguna razón éste fuera mi último día. ¿Cómo querría pasarlo? Para mi sorpresa, llegué a la conclusión de que haría exactamente lo que estaba haciendo".
Tomó conciencia de la gratuidad de su vida que sólo tenía que aceptar. No tenía dinero ni trabajo, pero puso en marcha su campaña "Coins for Care" (Monedas para la solidaridad), a través de la cual recogía monedas sobrantes para organizaciones benéficas en torno a la introducción del euro. Entonces tomó conciencia del sentido de su vida y pudo superar los contratiempos con una sonrisa.